En medio de la noche,
en un viejo bidón oxidado,
la sombra de una mujer
tan transparente como el aire
hace fuego para calentarse.
La noche pasa rápido
y la mujer sombra se despierta.
La claridad del alba la ha despertado
y con los primeros rayos del sol
se dirige a las grandes avenidas de la ciudad.
Y su paso sólo es una sombra de edificios,
sombras para la sociedad,
sombras.
En nuestras calles sólo soy una sombra
de las sombras que en la noche
se calientan al lado de este bidón oxidado.
Antonio Jiménez Gabarre, de su antología Av de la Gavia