2.24.-

Llegué tarde y cansado,

teniendo que echar el ancla,

desembarcando mi alma

a un puerto de neblina espesa.

Por más que me adentro,

más neblina encuentro.

Neblina espesa que privas de visión a mis ojos.

¿En qué puerto ha ido a desembarcar mi alma?

Llegué tarde y cansado,

porque se aterrorizaron mis ojos

por el peso de la balanza

que marcan unos y otros.

 

Antonio Jiménez Gabarre, de su antología Av de la Gavia

las sombras

En medio de la noche,

en un viejo bidón oxidado,

la sombra de una mujer

tan transparente como el aire

hace fuego para calentarse.

La noche pasa rápido

y la mujer sombra se despierta.

La claridad del alba la ha despertado

y con los primeros rayos del sol

se dirige a las grandes avenidas de la ciudad.

Y su paso sólo es una sombra de edificios,

sombras para la sociedad,

sombras.

En nuestras calles sólo soy una sombra

de las sombras que en la noche

se calientan al lado de este bidón oxidado.

Antonio Jiménez Gabarre, de su antología Av de la Gavia

arte 2.18

Por soñar soñé que no amanecía,

por soñar soñé que no llegaba el día,

por soñar soñé que la luna se reía,

por soñar soñé que el sol era mi guía,

por soñar soñé que la tierra me acogía,

por soñar soñé

que los hombres vivirán un nuevo día.

Por soñar soñé.

Antonio Jiménez Gabarre, de su antología Av de la Gavia