El sábado pasado acompañé a dos amigos que van a menudo al vertedero a recoger chatarra para intentar sacar algo de dinero. Ese día me levanté por la mañana y estuve preparando las cosas que llevo habitualmente para buscarme la vida: la mochila y las bolsas, por si salía algo de chatarra, para bajarla nosotros mientras que viene a buscarnos otro compañero con su coche. Me levanté temprano y también lo hicieron los niños. Como vieron que me estaba preparando me dijeron “Hoy no te vayas… ¿hoy te vas a ir? Quédate y damos un paseo en familia”. Hace ya algunos fines de semana que quiero salir a dar un paseo con los enanos [los niños], pero tenía que ir a buscarme la vida.
Fui en bici a encontrarme con mis amigos allí donde viven. Ellos pueden entrar en el vertedero, pero sólo cuando han terminado otros que también recogen chatarra allí. Lo malo es que cuando se van, los primeros han estado mirando por todos lados los sitios y lo que haya de valor se lo llevan ellos.
Los que están por la mañana no dejan pasar a nadie más. Sólo a mis amigos, y porque hace ya mucho tiempo iban con sus abuelos. Uno de ellos me lo contaba: “Bueno, antes tocábamos a un poquito menos, porque venía el abuelo, pero te daban compañía. Tu madre traía latas cada vez que podía y venía, y nos hacíamos compañía. No es lo mismo sin estar ellos aquí, estamos más solos. Ellos tenían cercanía, esa mano cercana de la familia”.
El aire estaba muy cargado, había un olor muy fuerte. Cada vez que se levantaba algo de aire se llenaba todo de partículas y de polvo, de todo lo que hay allí en el vertedero. Es una manera muy difícil de ganarse la vida. Dice uno de mis amigos que le han dicho los operarios del vertedero que se pongan mascarillas, que les puede entrar infección respiratoria a los pulmones.
Fuimos los tres sin comer, y no comimos ninguno mientras estuvimos allí. Mis amigos no tenían nada que pudieran llevar, porque el día anterior no habían sacado nada. Yo llevé unas naranjillas que tenía aquí en casa.
Uno de mis amigos hace tiempo se pinchó con una aguja en el vertedero, revisando cosas de hospitales, jeringuillas, material, bolsas… muchas cosas. Pese a que le dijeron que se fuera al médico para que le hicieran pruebas, al final no fue. Es arriesgado estar ahí con muchos productos que son peligrosos para la salud.
De mis dos amigos, uno no cobra nada, y tiene un niño pequeño. Siempre, a pesar de todo, él lo intenta, busca cómo poder traerse un cacho [trozo] de pan a su casa. El otro también estaba en la misma situación, pero menos mal que le pusieron este verano la Renta Mínima de la Comunidad de Madrid.
Estuvimos ahí y no vino ningún camión. Bueno, sí, vinieron algunos camiones, pero no trajeron nada. Es cuestión de suerte, como cuando voy yo a rebuscar. Sacamos unos 10 eurillos, pero como éramos tres (más otro familiar que venía después con el coche a recoger la chatarra) les dije que no me guardaran nada del dinero cuando lo vendieran, que habíamos sacado muy poquito y que no íbamos a tocar a nada. Que si hubiéramos sacado algo más pues sí.
Conmibiciazul, Madrid