rompiendo barreras inexistentes, ¡yo sí puedo!

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La mayoría de las personas tenemos la tendencia de construir ideas negativas sobre nosotros mismos; sea por comentarios de terceras personas, la subestimación de nuestras habilidades y capacidades o solamente por centrarnos en nuestras limitantes. Todo ello cimienta barreras en el subconsciente, que predisponen y frenan nuestro accionar. Lastimosamente, la niñez es una etapa donde también se produce esto.

El hacer cosas nuevas puede ocasionar un cierto miedo o frustración en algunos niños, porque surgen dificultades iniciales. Estos pueden dar cabida a los comentarios externos de los mismos pares o por juicios personales negativos, todo ello influye en la conformación de barreras. Lo fundamental en estos casos es animarlos en su caminar y no forzarlos. Lo maravilloso es que más tarde ese ánimo surge de ellos mismos.

He visto como María, una niña de 7 años, al principio no se sentía capaz de hacer determinadas actividades; sin embargo, una vez que lo consiguió era ella quién alentaba a sus compañeros en el logro de sus tareas. Siempre empezaba por un: “Yo no puedo”, esto la predisponía y la limitaba en lo que emprendía. Es sorprendente ver como ha ido afianzado sus habilidades y capacidades, no lo ha hecho sola, se han utilizado diferentes estrategias; pero siempre le hemos recordado y demostrado que era capaz. Paso el tiempo y ella cambió su actitud. No le ponía ninguna objeción a lo que debía efectuar, queriendo hacer más. En una ocasión, ella escucho decir a una de sus compañeras que “no podía” y le animó a seguir con el trabajo, argumentándole que todo se puede hacer en la vida. Cuando el aliento y el ánimo vienen de los mismos niños, llega con mayor fuerza; porque se identifican y motivan con lo que logran.

El romper con las barreras de nuestro subconsciente no es una tarea sencilla. En el hacer constante de la vida cotidiana nos damos cuenta de las habilidades y capacidades que poseemos y las de los demás, es decir, que no todos tenemos las mismas y por ende no todos somos buenos o buenas para hacer determinadas actividades; pero eso no tiene porqué limitarnos. Lo importante es entender que cada quién tiene un tipo de inteligencia y debemos tratar de potencializarla. Por ello, debemos romper y hacer que los demás rompan con ellas, tal como lo hacen los niños. La niñez es una etapa sorprendente y de la que podemos aprender mucho.

Tania Erika Poma Mollinedo, La Paz

 

luchar contra la pobreza: una tarea compartida

(c) Acción Poética Pura

Una población que es tratada en base a estereotipos y subjetividades superfluas es afectada de manera negativa en su desarrollo personal y social. De ahí que las personas en situación de pobreza y extrema pobreza sufran marginación, opresión y vulneración de sus derechos de forma permanente; lo peor es que ellos lo han adoptado como algo normal o natural.

El hecho de formar parte de un contexto lleno de limitaciones educacionales, económicas, culturales y de salud conduce al desconocimiento de lo que hay más allá. Una realidad centrada en la miseria, donde las habilidades sociales y personales no cobran fuerza para la transformación oprimen a estas personas. Es que el desconocimiento, de lo que hay más allá del horizonte que ya perciben, es uno más de los factores determinantes para la vulneración de los derechos y relegación de los pobres. La explotación, violencia, discriminación son algunas de las consecuencias a las que conlleva este desconocimiento. El sentir que tenemos menos valor que otras personas, que probablemente tienen más oportunidades económicas, hacen que nuestro panorama de nuestro cotidiano cambie; llegando a conformarnos y no hacer nada al respecto ante diversas injusticias y adversidades.

Es la sociedad quien establece prejuicios hacia las personas que viven en la pobreza, sin embargo no se dan cuenta que esos prejuicios van destruyendo de a poco la dignidad de esta población. Y ¿Cuál será el causante de estos prejuicios? Pues aquí también juega un papel importante el desconocimiento, ese desconocimiento de la sociedad que tiene hacia la realidad de las personas pobres. No conocen por qué están en esa situación, qué es lo que enfrentan día con día o por qué no pueden acceder a mejores empleos y desconocen todos los esfuerzos que hacen para cambiar y transformar su realidad. No es solo conocer es comprender e interiorizar, es actuar.

Estos elementos de exclusión, estereotipos, prejuicios y desvalorizaciones generados a partir del desconocimiento de distintas realidades encapsulan a las personas en pobreza y extrema pobreza en un mundo lleno de desigualdades y opresión; donde no pueden hacer, ni ser y menos luchar por su dignidad. Ese es el reto romper esas cápsulas marginantes. Luchar contra la pobreza es una tarea compartida, donde lo que más importa es la opinión de la persona que está en esa situación; porque ella tiene todas las capacidades para proponer soluciones o propuestas para la transformación, la tarea consiste en impulsarlos, hacer que vuelvan a creer en ellos, ser un apoyo constante: no pensar por ellos.

Tania Erika Poma Mollinedo, La Paz