títeres desde abajo,títeres pobres, títeres con cabeza, con corazón y con manos

Algunos títeres, titiriteros y titiriteras nos han mirado siempre desde abajo, porque comparten con los pobres, con los mendigos, con los que transitan rebuscando en las basuras, con los que hacen cola para obtener caridad, comparten la calle, las aceras y sus penas.

Los títeres y sus titiriteros buscan, como los pobres desde su miseria, enganchar la mirada cómplice y curiosa, solidaria y crítica del que camina con prisa egoísta, del que no hace más que pasar.

Tienen como nosotras y nosotros, cartones para cubrirse, miles de historias que contar y un deseo loco de justicia mecida entre risas. Se ganan la vida con inteligencia y deshechos, viven de la cultura aunque los del poder en las manos dicen que quieren vivir del cuento.

A esta sociedad y a sus poderosos le gustan los títeres sin cabeza, les gusta que pensemos sólo en estadísticas, en el infortunio de la crisis y que pasemos de largo, sin cuestionarnos nada más. Y sobre todo, que te sigas comiendo la sopa, que hagas cola, que vayas al ropero, recojas el ticket de la trabajadora social, una saco para el frío de la noche en la calle. La sociedad de los títeres sin cabeza no sabe de personas, sabe de macro-estadísticas, que es un tipo de pescado con la que llenan sus redes banqueros y avaros.

Pero la lucha contra la miseria es una cuestión de cultura. Una cultura que saque a la sociedad de su ignorancia, para que deje de ignorar a los pobres y las riquezas que atesoran. Una cultura que ataque de frente la cuestión del poder, de las desigualdades, del dominio, de la explotación, de la deriva totalitaria del dinero, de la barbarie de una sociedad egoísta.

Esta es la cultura solidaria de pobres de siempre, es la cultura de los titiriteros y titiriteras con cabeza. Es la cultura que necesita la cabeza y la inteligencia y el corazón y las manos de todas y de todos.

Pero eso los jóvenes ya lo saben, y desde hace años se lanzan a las calles de nuestros barrios, y rapean, y bailotean, y riman, y leen, y buscan juntos la humanidad que nos falta, la solidaridad que nos queda por construir, una cultura del “nadie se queda atrás1”.

A los títeres del poder no les gusta que pensemos, no les hace gracia la ironía de la calle.

A los títeres pobres, títeres y titiriteros, mano y cabeza, corazón y estómago, a nosotros y nosotras, tantas veces convertidos en marionetas por la vida, en personajes de cuento, no nos callan con sus cárceles, con sus censuras y con sus leyes cínicas.

La humanidad se construye desde abajo, en un abrazo continuado a pie de calle.

Titiriteros y títeres desde abajo, ayer os dejasteis el espectáculo a medias, nosotras y nosotros, con nuestros cartones2, os guardamos el sitio.

Bienvenidos de nuevo al terreno de los titiriteros y titiriteras pobres, luchar contra la miseria es nuestra cultura. Bienvenidos a la calle.

Jaime Solo

1Bibliotecas de calle, Festival del saber, Arte para Todos,Cartón Libro, Crea-Existe-Resiste… y otros tantos proyectos vitales del encuentro de la inteligencia de los pobres, a pie de calle.

2Pienso en personas con nombre propio que me enseñan el valor de la dignidad, El abuelo, Óscar, David… un saludo, os echamos de menos.