ni princesas, ni anti princesas

ArtSi-MariaQuispe

Quién no recuerda a la bella durmiente, la cenicienta… y algunos superhéroes, que por años hicieron y aún hacen volar la imaginación de muchas niñas y muchos niños, cuentos clásicos, cuyo único sueño de las chicas, es la llegada de su príncipe azul y ser felices para siempre y la de los chicos el ser un apuesto galán, tener poderes, y los medios suficientes para vivir y mantener feliz a su familia para siempre.

En oposición a esta corriente casi caduca, se revelan los nuevos libros denominados «anti princesas» que buscan acertadamente romper los estereotipos frente al rol de la mujer y del varón.

La nueva corriente de libros anti princesas, narra al estilo infantil, la vida de diferentes personajes de la vida real con todos los esfuerzos que hicieron para cumplir sus sueños. Obras para niñas y niños que ameritan un gran reconocimiento. Sin embargo seguimos en el mundo del sueño, de que si te esfuerzas, tus sueños se harán realidad.

En el último informe de la Unesco, existen 58 millones de niñas y niños que no están escolarizados (Instituto de Estadística de la Unesco), es decir, no acceden al derecho a la educación, ¿qué pasa con estos niños, a qué se dedican?, ¿en qué están puestos sus sueños?. Una de las causas principales sin duda es la miseria, esa extrema pobreza a la que se condena a una parte de la población, sí, repito, se le condena, porque como afirmaba Joseph Wresinski: desde que un niño pobre aprende a caminar, las responsabilidades le vienen encima; sin tener siquiera el tiempo de iluminar o de expresar sus sueños, condenados muchas veces al silencio.

Sin embargo sus sueños están latentes, son reales, no sueñan con ser ni princesas ni príncipes, ni con ser personajes famosos, sueñan con cosas básicas y profundas: como el que nos compartía Jorge, un niño de 8 años, que tiene que salir a vender cada día cigarrillos a la calle, para poder apoyar en la economía de su casa: “me gustaría ir a la escuela”, “me gustaría estudiar “

Son más de 58 millones de niñas y niños confrontados a esta y otras realidades en el mundo, niñas y niños que luchan día a día, para sobrevivir, con la incertidumbre de no saber que será del mañana, niños a quienes no sólo se les niega el derecho a estudiar, sino también a soñar.

¿Cuántos sueños más se seguirán apagando, para asumir un compromiso personal o colectivo y hacer que los derechos dejen de ser simplemente sueños para una parte de la población?.

María Angélica Quispe, Perú/Francia